Hace ya tiempo empezamos a oír hablar del cambio climático, y hace relativamente poco se hizo famosa una niña sueca, defensora del medioambiente, Greta Thunberg. Bill Gates dice que los efectos de la pandemia que vivimos no serán nada comparados con los devastadores efectos del cambio climático. Sabe que es una misión titánica, pero no la cree imposible si los mercados, la tecnología y la política se alinean con el mismo fin.
A veces al leer esas informaciones, se nos crea una sensación de impotencia: ¿Deben de alinearse intereses políticos y económicos? Con la desilusión política que sufre parte de la sociedad actual, esta necesidad que tenemos de salvaguardar nuestro planeta para las generaciones futuras se nos convierte en una misión imposible. Pues no. Es evidente que los intereses económicos parecen dominar frente a cualquier otro, pero la realidad es que la política va estableciendo las directrices o guías, en ocasiones sin políticas reales que les ayuden a llevarlas a cabo, y nosotros como individuos tenemos la posibilidad y/ obligación de hacer nuestra parte.
Nadie nos obliga a reciclar en nuestra casa, no existe una política de sanción si alguien te pilla tirando envases a la basura, ahora bien, yo como individuo tengo una responsabilidad y trato de reciclar lo mejor posible. Pues eso mismo, deberíamos aplicarlo en todas las áreas de nuestra vida. Somos un granito de arena de una playa preciosa pero la inmensidad de granitos no debe desviarnos de nuestro objetivo, cada grano hace un todo.
Así pues, en los temas de ecología, desarrollo sostenible, salud, etc. Nosotros como individuos en sociedad tenemos un margen de maniobra y poder de decisión del que debemos ser conscientes y actuar en consecuencia. Y ahora toca plantearnos ¿en qué aspectos de mi vida diaria puedo colaborar a salvar el planeta? Evidentemente, son muchos y variados. En primer lugar y el que tenemos más a mano es el reciclaje en nuestros hogares: no nos hacemos una idea de la importancia que tiene, en esta sociedad de consumo, el reciclar determinados envases, transformándolos de nuevo en materia prima para la elaboración de otros. Tampoco somos conscientes de lo perjudicial que es tirar a la basura orgánica productos que no lo son, ya que éstos no se degradarán y quedarán en la naturaleza durante siglos sin ser gestionados.
Más allá de esto, en el día a día tomamos muchísimas elecciones que pueden ayudar a la sostenibilidad del planeta: consumo de alimentos sostenibles (con su certificación correspondiente en función del tipo), reducción de consumos ( electricidad, agua, gas, etc.) mejoras en la eficiencia energética, empleo de transporte público, y un largo etcetera.
Si en algún momento a lo largo de nuestra vida tenemos la suerte de poder construir nuestra propia casa, en el sitio que hemos elegido y atendiendo a los requisitos que tiene nuestra situación personal, tenemos, como mínimo, dos obligaciones: la primera, hacer de esa casa un hogar en el que sentirnos felices y relajados con los nuestros y la segunda, elegir sostenibilidad, hacer de nuestra vivienda un hogar sostenible y ecológico. En eso, desde Cabañas Rurales Familiares,¡ tenemos nuestro granito de arena que aportar!
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